Relato corto
La Luna , en su misterioso resplandor nocturno, era una chica soñadora. Sus cabellos plateados se entrelazaban con los rayos estelares, y sus ojos reflejaban la vastedad del universo. Caminaba descalza sobre las nubes, dejando huellas de polvo de estrellas a su paso. Era una chica que anhelaba explorar más allá de su órbita, más allá de las constelaciones familiares. Leía los secretos escritos en los cráteres de la Tierra y suspiraba por descubrir lo que yacía más allá de la esfera celeste. En las noches más claras, cuando la Tierra dormía, Luna se asomaba a las ventanas de los soñadores. Observaba sus sueños, sus esperanzas y sus anhelos. A veces, sus lágrimas se confundían con la lluvia de meteoritos, y sus risas resonaban como ecos en el espacio infinito. Luna era una chica que sabía que su luz era prestada. Cada noche, se recargaba con los rayos del Sol, y su brillo se esparcía por el mundo, guiando a los navegantes, inspirando a los poetas y acariciando los corazones de aque...